miércoles, 12 de diciembre de 2012

Solo queda esperar y olvidarse del todo...

Las luces resplandecían entonces en la ciudad, aún más que hoy lo hace el viejo Sol cuando sale a pasear. La lluvia inundaba nuestros sentimientos y cubría mis lágrimas, haciendo que parecieran una gota de lluvia más. Tú te encontrabas a mi lado, callado, dolido, esta vez sabías con certeza que todo lo que sentía era por ti. Yo, desesperanzada, esperaba que un día como hoy, pero de otro día, de otro mes y de otro año, vinieras a mi rescate y me salvaras de aquel pozo negro al que no paraba de caer. 
Seguía siendo una ilusa, aún pensaba que todo nuestro... nuestro "juego" terminaría algún día con un: y fueron felices y comieron perdices... Pero nunca nos tocó vivir esa parte del cuento. 
Seguía pensando que aún podía encontrar un halo de esperanza, que aún podría haber algo dentro de ti que me pudiera ver como la chica sencilla que soy, a la que no le hace falta tanto maquillaje de ojos, que no es superficial y que, aunque diga que no le importa lo que piensen los demás, no da ese gran paso por miedo. 
Y sí, puede que pensase o, quisiera creer que algún día vendrías a las nueve de la noche a mi casa, con un ramo de peonías en la mano, que me llamarías y me dirías sal, tenemos que hablar, esta vez de mis sentimientos; y que yo saldría, abrigada hasta las cejas, con calor en el cuerpo y el corazón helado de dolor, y que después de una gran charla y un buen rato de risas, después de derramar lágrimas entre abrazo y abrazo, y de contarte los segundos que te había estado esperando, volvería a mi casa, con un bonito ramo en las manos, con frío en la nariz, en mi pies y en todo mi cuerpo... salvo en el corazón, que volvería a casa triunfante y danzante lleno de todo el calor que nunca esperé que me dieras. 
La realidad fue que, simplemente, dejamos que el tiempo pasara, que curara nuestras heridas (más bien las mías), que nos alejara y nos convirtiera en lo que ahora somos, dos extraños que no tienen nada en común y ni si quiera pueden mirarse, hablarse o reírse juntos, porque después de tanto dolor, de tanto odio, solo queda esperar olvidarse del todo y...de todo. 

1 comentario:

  1. GUAU me encanta como escribes, es absolutamente genial. Espero entusiasmada otra entrada. Un beso

    ResponderEliminar