He decidido dar un paso más en la maduración de mi poesía, de mi estilo, etc. Y creo que es el momento de dejar este medio, este blog con el que comencé en una etapa más juvenil, un poco apartado. Pretendo mantener este blog y la nueva página web durante un par de meses más, pero a finales de año acabaré cerrando el blog. Mantendré algunos poemas que llevaré a la nueva web y los otros quedarán muy bien guardados en una carpeta de mi ordenador, para releerlos cuando sienta cierta nostalgia.
Muchas gracias por haber entrado en mi blog, por haber confiado en mí, e incluso, por haberos sentido partícipes de mis palabras e historias. Os dejo el enlace de mi nueva página web:
https://nuvoledipeonie.com/
Una pluma indecisa y veraz
La locura es la actitud más bonita que se puede adoptar! Ese es mi lema.
sábado, 20 de agosto de 2016
jueves, 17 de marzo de 2016
Cesaropapismo
Los niños con sus mochilas a rastras
Marcan inicio de jornada laboral,
La conserjería infesta, mis pocas ganas.
Comentario jactancioso del de matemáticas,
Frase en latín mal construida,
Debería saber que antes de llevar llaves
Acudía de gris a mi colegio de monjas.
Prefijos latinos di-, dis-,
Falta de conformidad, desigualdad, desavenencia.
“Dirigent” sin partitura, que convierte
Los confines del tiovivo y el cuadrado de arena en Hibernia.
Un mandato que se alarga,
¿Año? 376. Miento, 2016.
Una puerta que quieren tirar,
Soy colona de mi propio hogar,
Un desvencijado caballo de Troya,
Más bien un rocinante.
Volvemos atrás, 325,
Ya es hora de avanzar a finales de enero de 1793,
¡Mi casa se levanta en armas!
Españoles… Franco ha muerto.
jueves, 30 de abril de 2015
Kenningar
El corazón, engranaje del cuerpo,
Vestigio del alma,
Tambor de sentimientos ingenuos,
Mechero de la razón,
Cometa de sensaciones.
Las nubes, parador de sueños,
Estela de luces blancas,
Las desplegadas alas del cisne
En su inmensa magnitud.
Vestigio del alma,
Tambor de sentimientos ingenuos,
Mechero de la razón,
Cometa de sensaciones.
Las nubes, parador de sueños,
Estela de luces blancas,
Las desplegadas alas del cisne
En su inmensa magnitud.
La mirada, tubérculo de sensaciones metafísicas,
Retrato de plano general,
Vidrio de nuestro humor a trasluz.
Retrato de plano general,
Vidrio de nuestro humor a trasluz.
miércoles, 1 de abril de 2015
SOCIETY
Inspirada en el poema "No me estoy equivocando" de Juan Gelmán y a través de él, he creado estos versos. Espero que os guste.
Parecías
frágil, tierna,
grácil,
delicada,
cuando
sacaste el bordado pañuelo
de tu
abrigo de bisón.
Una
mujer, un balcón
verde
como la esperanza
que
deposité en aquel día.
Te vi
andar en el salón
mientras
el gentío se giraba, expectante,
bajo
tus pies el suelo mismo
parecía
inclinarse, una y otra vez.
Te vi
bajar, amarrada a la barandilla,
para
ti tu única maroma,
tu
punto de apoyo;
descendías
suavemente,
sutilmente,
como
un cisne chapoteando en el claro,
donde,
en realidad todos somos
la
palabra clausura.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Un futuro prometedor
Mirada atrás, espejos de un pasado inerte
Que se enfrentan, intentando traslucir
La maravilla de un ayer
Que se ha perdido entre las sombras.
Un horizonte que se desdibuja
A pasos agigantados.
Un país que, por perezoso,
Ha perdido su esencia.
Jóvenes que exhortan a una multitud
Que se ha quedado dormida
En la acera de la comodidad,
de la resignación.
Veinteañeros que reclaman
Un futuro prometido,
A una patria corrompida, quebrantada,
Que ha desfigurado los
Colores de su bandera.
domingo, 22 de marzo de 2015
Qué poco me gusta
Qué poco me gusta este frío
que hiela hasta el alma, que hace
estornudar
los te quieros como frases sin
sentido.
Qué poco me gusta este invierno
que hiela las manos, que hace que
el calor de un abrazo, sea el
frío de unos labios.
Qué poco me gusta en lo que nos
hemos convertido.
La tecnología llegó a nosotros
y con ella los robots, humanoides
sin sentimientos que se desplazan
aletargados con sus nuevos
iphones
de última generación.
Pero qué poco me gusta, que
mientras te confieso
que nunca he mirado a nadie como
te miro a los ojos,
tenga que ver en ellos el reflejo
de una pantalla
a medio encender mi histeria.
Qué poco me gustan las sonrisas a
medio hacer
al final del vagón, que sólo
quedan en eso,
porque el ser humano, se ha
vuelto estúpido
para entablar una conversación
lejos del confort
que proporciona un teclado.
domingo, 28 de diciembre de 2014
POR UNA MARAVILLOSA VELADA
Temblaba de miedo, con las
esperanzas por las nubes y el corazón contraído en forma de pasa. La
inseguridad me invadía desde mis pequeños pies hasta mis delicadas manos,
azoradas. No paraba de mirar el móvil, esperando un mensaje que me dijera que
habías llegado. Y entonces apareciste, mi fiel caballero, desenvainando la
espada, que son tus ojos; con paso firme caminaste hacia a mí, quemando y
desvaneciendo mi pesar en un beso. Gracias –te dije-, y de nuevo, me sentí
reconfortada. Necesitaba de las briznas de la luz que emanas, cálida y
acogedora, contagiosa y velada.
La noche desgranaba mis
tormentos, con cada voz, me sentía más llena de ilusión, feliz por el camino
que había escogido y por el esfuerzo que me llevó a mi sino. Pero mi propio
rumor empezó a languidecer cuando las horas estrujaban la tempranía de mi
momento, de mi anhelado instante, mi segundo de estrellato, en el que creí
morir con cada manecilla. Subí al escenario con la presión estrujándome los
nervios y una sonrisa lacrada a medio dibujar en el rostro, escruté entre la
multitud tus ojos azabache queriendo escuchar palabras de aprobación, que ya
sentía en la inmediatez de tu piel marmórea. Aunque estabas lejos en la
estancia, pude sentir tu pulso acompañando mis nervios y desbaratándolos con tu
tierna sonrisa. Gracias –pensé-, y aunque no lo dije en alta voz supe que lo
recibías con tu asentimiento.
Los aplausos saldaron las últimas
brasas de angustia, intenté no llevarme la mano al brazo buscando un pellizco
que me despertara del ensueño. Pero hice un breve amago por intentar resucitar.
¡Estaba allí, lo había conseguido! A pesar de sentirme pequeña entre la
multitud, entre el océano de estrellas. Había subido al escenario, y como
premio, había obtenido aplausos.
jueves, 25 de diciembre de 2014
Versos de añoranza
Los últimos versos de este frío invierno
Van dedicados a la añoranza, al recuerdo de ti.
Los años han pasado, fugaces como estrellas,
Pero el eco de tu nombre sigue intacto
En esas hojas del pesebre que no llegué a construir.
Jamás te dediqué las palabras que te merecías,
Supongo que por miedo a que si lo hacía
Tendría que comenzar a aceptar tu partida,
Volver hacia atrás en el día en que pasó
Y admitir que, la Navidad llegó,
Llevándose con su invernal frío, tu aliento.
He deseado, y en sueños he conseguido,
Volverte a encontrar; he vuelto a ser pequeña
Para que juegues conmigo y nos riamos
Como antaño. Con tu
socarrona risa,
Despertar del letargo de una Navidad
Que heló sin nieve.
No he sabido ofrecerte mensajes de pérdida,
Porque siempre has vivido conmigo,
Acompañándome en cada descuido
Y cuidándome en cada pataleta.
En el ascenso hacia mi meta, jamás me sentí sola,
Sabía que la abuela y tú, donde quiera que estéis,
Me estaríais procurando el bien.
A veces tengo miedo a olvidar, obviar,
Las arrugas que se formaban en tus ojos,
Las historias que de niña no comprendía
O los valores que tan fielmente,
Transmitiste a mi madre.
Esta es la carta de Navidad más sentida,
Alejada del consumismo que ahoga su esencia,
De la palabrería que la alborota.
Sólo es la letra que no pude escribirte antes,
Porque las lágrimas aladas
Se llevaban consigo tu presencia.
El recelo de las palabras que no te dije
Porque no supe valorar el tiempo fugaz,
Que arrebató tus manos de mis manos infantiles.
El miedo de que sea demasiado tarde
Para decirte que te echo de menos.
Aquel invierno el fuego navideño no cintiló,
Ni encontré los regalos bajo el árbol,
Mas las escarcha fulguraba en la casa
Y hacía presos nuestros corazones, apocados.
Quisiera recordar tan fielmente
Tus enseñanzas como antes lo hacía.
Abrazarte una vez más
Y que desenredaras mi pelo
Con las manos que aún siento
Recogerme en cada caída.
Nunca quise dejar que las lágrimas
Empañaran, menguaran tu recuerdo, maldiciendo
A las agujas, por negarme más tiempo contigo.
Por eso lloré sólo al recordarte con alegría.
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