domingo, 3 de marzo de 2013

Esta es la última carta que escribiré.


No sé si he cometido un error con esta última oportunidad... no sé si lo que voy a conseguir es más dolor, más tiempo ahogado entre llantos, un mayor sufrimiento que se clava como un puñal en el lugar donde antes escondíamos los besos.
Lo tenía todo claro hasta que vi como derramabas mil lágrimas ante mí.
No es que sea fría, no es que no te quisiera, es que pienso que es mejor así…
Somos muy diferentes y por más que cambies, yo no lo haré por ti, no es que piense que no merezcas la pena, es que no quiero cambiar, no lo necesito.
Puede que creas que soy cruel, vil, enfermiza. Sobre todo, después de todo lo que me he sincerado. Pero todo lo que he hecho, quiero que sepas que siempre fue por ti.
No quiero engañarte, no quiero engatusarte y decirte que te quiero como antes, que no ha pasado el tiempo por nuestros besos, que mi corazón se conserva intacto de tu deseo… porque es mentira.
Día y noche mis pensamientos son dudas que siempre acaban en el mismo páramo, el del olvido; el de intentar querer a alguien con todas mis fuerzas, el de luchar para que no se acaben las letras. Pero intentar no poner un punto y final, no siempre es la mejor solución.
Sé que no lo comprendes, y que por mucho que te diga lo que duele, que la distancia ya no es solo material, tú no lo entiendes.
Me dices que quieres luchar por volver a enamorarme, te digo que ya es tarde.
Me dices que sabes que hay alguien dentro de mí que quiere abrazarte, y entonces no puedo negarte.
Esa persona sí existe dentro de mí, pero es muy pequeñita, se llama Bebbie y tiene 5 años, cree que el amor es sentirse bien con una persona. Pero no sabe que se interrelacionan muchas más cosas. Cree que en el amor todo son mariposas, pero no sabe que también hay agujeros negros que te arrastran al mayor miedo de todos… dejar de lado todos aquellos sentimientos que una vez sentiste.
Ella no entiende que con querer no siempre es suficiente, ella no logra comprender por qué las personas se acaban alejando si se quieren, ella no concibe y le duele que se agoten las palabras o que ya no suenen de la misma forma, ella no acaba de entender por qué se escriben canciones tristes. Aún cree en la magia, aún cree en las hadas madrinas, besa sapos si los ve, se monta en la alfombra o en el palo de la escoba intentando que despeguen; cuando nada en el mar, siempre está atenta por si ve una sirena; aún piensa que Bella y Bestia pueden ser felices y habla a sus tacitas de porcelana a la espera de que éstas le contesten…
Pero ella no sabe que son solo cuentos y cuando ve una película también cree que se puede hacer realidad:
“-Contesta a mi pregunta
- ¡NO!
- ¿No vas a contestar o no te casaras conmigo?
- Jake Perry tengo 10 años, aun me queda mucho por vivir

 -¿Para qué quieres casarte conmigo?
- Para besarte siempre que me apetezca”

Ella no se da cuenta de que tuvieron que pasar años para que Melanie Carmichael se diera cuenta de que el amor de su vida había sido y seguía siendo Jake Perry, aquel niño de 10 años que le robó su primer beso.
No sabe que a veces tiene que pasar mucho mucho tiempo para que eches de menos a alguien y las cosas puedan funcionar, que no siempre es el momento idóneo para estar con la persona que quieres, a veces se precisan años, crecer, madurar, lograr objetivos, para encontrar a la persona con la que pasarás el resto de tu vida o para reconocer que la persona de la que estuviste enamorado hace años es con la que quieres pasar el resto de tu existencia.
A veces es necesario dejar que el destino ate cabos y te ayude a volver a encontrarte con esa persona de la que hacía años que no sabías nada.
Pero eso ella no lo sabe, y tardará muchos años en entender que las relaciones son complejas, que las personas cambian y no siempre a mejor, que el ser humano no siempre es bueno, que los individuos defraudan y no siempre es la mala del cuento, la princesa y el príncipe, hay muchos más elementos que intervienen en la ecuación.
Ella no lo sabe, y de la misma forma, tú tampoco. Yo intento hacértelo entender de mil formas, pero no puedo. Tienes que darte cuenta de que esto es lo mejor, que es una decisión que ya he tomado varias veces. Tú me arrastras contigo, me atas a un recuerdo apagado, a la idea de que si una vez fue todo perfecto, puede volver a serlo. Pero no te das cuenta de que yo ya no soy la misma persona, no te digo que sea mejor o peor (aunque sé que seré juzgada), solo diferente.
No te das cuenta que lo que yo te pido es poder madurar, poder cumplir mis proyectos, poder ser quien era o quien quiero llegar a ser, y que eso no puedo hacerlo atada a tus pies, siento tú mi sombra.
Llevo mucho tiempo tirando de ti, intentando ponerte a mi nivel, intentando que podamos ser uno, pero siempre seremos un tú, un yo y un nosotros. Tres entidades diferenciadas. Siempre soy yo cuando estoy sola, cuando puedo temblar, cuando lloro de miedo, de dolor, de tristeza; cuando no hay nadie que me comprenda, cuando sufro… Pero también cuando estoy sola y me río, cuando disfruto de la compañía de otras personas, cuando pienso en ti, cuando sueño contigo, cuando me paso una hora contemplando la belleza del universo o una obra maestra, cuando escribo y me deshago en cada letra, en cada espacio, en cada coma, en cada párrafo…
Tú, eres tú, cuando estas solo, cuando hablas con tus amigos, cuando juegas y te ríes, cuando duermes abrazo al niño o a la pequeña Lassie, cuando lloras porque no me comprendes y crees que te hiero aposta, cuando sueñas conmigo, cuando piensas en mí, cuando haces los deberes…
Nosotros, somos nosotros cuando estamos con los demás y hay un aura que nos impregna y nos envuelve, cuando nos reímos recordando anécdotas, cuando nos abrazamos, nos besamos, dormimos juntos y jugamos con los piececitos, cuando crecemos juntos, cuando evolucionamos como pareja…
Pero no te das cuenta, de que eso ya no pasa. Que hace tiempo que necesito estar en la quinta planta y nosotros no hemos pasado de la primera.
Me has prometido muchas cosas, me has demostrado muchas otras, me has dado sorpresas increíbles intentando que no te cierre la puerta… Pero no te has dado cuenta de que ya estás fuera.
Sé que quieres que te abra, que quieres que me siente en la silla de volver a estar juntos, que me tumbe en la cama de los abrazos, de los besos, de hazme cosquillitas en los piececitos, de acariciarte la cabeza, de abrazarte cuando te pones boca a bajo y apoyar la cabeza en tu espalda… Pero no puedo.
Te quiero, te quiero mucho y lo sabes, y no te puedes imaginar cómo queman estas lágrimas, cómo arden en mis mejillas mientras ruedan hasta caer en mi pijama. Sé que lo intentarás todo y yo, como una tonta, volveré a intentarlo aferrándome a los recuerdos, a cuando lloraba pidiéndote que siempre me quisieras, a lo bien que me hacías sentir cuando me abrazabas, a los momentos debajo de las sábanas. Pero no, no puedo estar sujeta a tu cuello eternamente, a tus labios, a tu preciosa sonrisa, a cuando fingíamos que teníamos un mundo debajo de la colcha… ¡No puedo más!
No me entiendes, y lo sé… Me seguirás diciendo que no me puedes enamorar en un día, que con una tarde, una noche y una mañana no vas a conseguir que cambie de opinión, pero que sí lo harás con dos mil detalles, en dos meses, que volveré a sentir todo aquello que me hizo escalofriar una vez contigo.
Y no sabrás apreciar que ya es en vano, que ahora no puedo hacer frente a todo eso y que intentándolo sólo nos harás más daño. Pero te pido por favor que reconsideres tu postura y que me intentes entender…
No puedo pedirte un tiempo para darme cuenta de si eres o no mi Jake Perry, no sería justo. Puede que creas que es lo mejor, que tal vez dentro de unos meses me de cuenta de que alejarte de mi vida fue lo peor que hice, pero no puedo prometértelo, no puedo asegurarte que al recordar tu risa de niño pequeño, al acordarme de tus besos, me estremezca y desee que esos sentimientos encontrados vuelvan a mí. Lo siento.
No me odies, y si lo haces, hazlo por un buen motivo. Si quieres hacerlo porque ya no te quiero como antes, porque ya no te amo, intentaré entenderlo. Pero espero que no lo hagas porque te haya mentido, porque siempre he sido sincera, incluso ahora que sería preferible mentirte. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario