domingo, 17 de marzo de 2013

Por todos estos años


Me tiré 17 años de mi vida besando sapos y más de 5 abrazando esta rana tras casa decepción, cada humillación, cada derrota y promesas vacías que nunca se llegaban a cumplir. 
Creí encontrar la perfección en tus labios, el amor en tus ojos y la pasión entre las sábanas. Sin embargo, el tiempo pasó y dio paso a otros sentimientos, a dolor, a llantos... y de nuevo me encontré a mí misma abrazando a esta rana como antes hacía. 
Los sueños que tuve perecieron en el más absoluto silencio, uno de los más dolorosos fue el que me ofreciste después de tanto tiempo, aún sabiendo que yo te ofrecía mi mano, mi ayuda, mi amistad, la mayor parte de lo que podía entregarte de mi corazón. Todo, todo lo rechazaste y sin temblar decidiste que yo ya sobraba en tu vida.
Ahora intento entender que no siempre se puede tener todo en la vida, que si es tu decisión, sea la acertada o la equivocada, tuya es. Siempre que quieras venir a mí, sabes que aquí estaré. 
Años diciéndote lo rencorosa que soy... ¡oh no sabes cuánto mentía! 
Me prometí a mí misma hace años que jamás me arrepentiría por nada de lo que hiciera, solo por lo que no he hecho aún teniendo posibilidades. Y así es, lo sigo cumpliendo. 
Cada palabra dicha, cada camino tomado, cada beso dado, fue porque en ese momento era lo acertado. 
Ahora empiezo a prepararme para cambiar mi rumbo, poco a poco me visto para encaminarme hacia una nueva senda; llevo zapatos cómodos, un bonito vestido, una capa que me refugie del frío, y aunque no cuento con tu mano y llevo demasiado equipaje de todos estos años, poco a poco nuevas  y antiguas manos me ayudan cuesta arriba en el sendero, a no caer de las piedras resbaladizas del arroyo, a no tropezar con las ramas secas y a esquivar animales peligrosos.
Creo que llegará el día en que esté preparada para subir a lo más alto de la torre y esperar a que mi príncipe azul venga a buscarme, aunque me conformo con un ramo de peonías en un bonito Café bar.
No digo que esté preparada para entregar mi entero corazón de nuevo, prefiero reservarme esta vez una pequeña parcela de él para mí. Pero sí que me mostraré como la niña que le gusta jugar a enamorarse, como la niña que convocaría a la lluvia para que el chico de sus sueños se quedara con ella... Porque yo soy así y no quiero cambiar. 
Porque si pienso que está bien aparecer en tu casa el día de tu cumpleaños para darte un sorpresa, lo haré o me arrepentiré siempre; porque si creo que lo mejor es aparecer de la nada en el pasillo, taparte los ojos con mis manos y susurrarte como respuesta que soy la chica que has estado buscando, lo haré o me arrepentiré por siempre; porque yo soy así, fugaz, dicharachera, extrovertida y vergonzosa al mismo tiempo... Porque lo entrego todo por una palabra y no doy nada por una traición. Porque me sonrojo por una mirada y crezco con un murmullo. 
Porque puedo volver a ser como era antes, pero mejor, porque he aprendido cosas contigo que necesitaba aprender. Ahora puedo ser yo misma, pero mi versión mejorada. La chica, la mujercita que ha aprendido a base de lágrimas, de errores, de risas, de besos, de seguir caminando aún teniendo la cara tan polvorienta como un pequeño deshollinador. La misma que creyó en ti, que dio todo lo que tenía por una sonrisa tuya, que luchó por hacerte feliz, fueras quien fueses en ese momento. 
Y aunque no vaya a ser fácil empezar una nueva historia, volveré a caminar de la mano de alguien y oír el vibrante tañido de las campanas a lo lejos crepitar. Seré envuelta, de nuevo, por una bonita sonrisa que me haga temblar. Mi corazón bailará una vez más el Canon de Pachelbel, esperando que cuando me de la vuelta, esta vez, sea él.   


No hay comentarios:

Publicar un comentario