lunes, 22 de abril de 2013

No digas nada... Ya está todo dicho con este incómodo silencio.

No digas nada... Ya está todo dicho con este incómodo silencio. Entiendo lo que vienes a decir. Sin embargo, preferiría no tener que escucharlo esta vez. No lo sientas, ya lo hago yo.
Ahora me levantaré y cerraré aquella puerta (señalando la puerta por la que una vez me adentré sin querer y sin poder evitarlo). No te molestaré más, sabrás de mí sólo lo que quieras saber. 
Yo sé mejor que nadie lo que significa esto. Yo respetaré vuestro dolor, hacer vosotros lo propio.
No, déjalo, ya sé secarme sola las lágrimas, llevo muchos años practicando este momento.Lo siento. Siento todo y... Por todos! Tal vez no sea la más culpable pero... Era otra pieza más en este puzzle.Podéis continuarlo juntos. Os doy mi bendición. Aunque no la necesitáis.

*Y así me fui con viento fresco, antes de escuchar tus últimas palabras. Antes de que pudieras escuchar el crack de mi cuerpo atónito y la lluvia de mis lágrimas. Es lo mejor, pensé y pienso. Recordar que no hubo conversación, que ya estaba todo dicho, que no hacía falta mentirnos. Tú no tuviste que pasar por el mal trago de verme llorar, ya lo hicieron mis sábanas rodeadas de mi rana gigante y todos los peluches de esta niña que escribe. Yo no tuve que pasar por el mal trago de reconocer con mis ojos que no fuiste solo una aventura.Es lo mejor, me digo a mí misma mientras continuo por un sendero sinuoso y turbio... Espero encontrar en él a mi príncipe rojo. Espero que esta vez no vaya disfrazado... ¡No quiero más desengaños!



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