martes, 29 de abril de 2014

No siempre es suficiente con querer.

A lo mejor no entendiste lo que te quise pedir… No quise que fueras perfecto, ni el príncipe azul que sé que no existe, simplemente te pedí que me dieras esa fuerza que necesitaba cuando las mías empezaban a flaquear, que me escucharas cuando en mis palabras intercedían las lágrimas, que me calmaras con un abrazo, un beso, un te quiero.
Sé que es complicado, pero también te pedí que a veces te pusieras al otro lado, viendo cómo me sentía, como la soledad me consumía, la inseguridad, los miedos, la falta de autoestima y a veces la sin razón. Y que ante eso, supieras actuar, a mi lado.
Puede que creas que te pido demasiado, pero es todo lo que yo estoy dispuesta a hacer por ti, sé que no somos iguales, pero si yo tengo que acostumbrarme a tu frialdad constante y tu falta de cariño, que a veces parece incluso, falta de sentimientos, por qué tú no podrías, por una vez, actuar de acuerdo a lo que yo haría o me gustaría que hicieras.
Te pedí la seguridad, la tranquilidad, el bienestar, la paz, la calma que se siente cuando no se tiene que estar luchando todo el tiempo porque parece que nada es suficiente para conquistarte. Puede que en este sentimiento, esta angustia de tener que ganarte cada día, la crearas con tus actos, pero yo no tengo menos culpa, pues fui parte de ellos o bien quise permitírtelos.
Y ahora… ya no sabemos lo que somos, porque no podemos ser los mismos que antes. Yo, porque no siento esa tranquilidad… esa plenitud, que sentía en noviembre y principios de diciembre, y tú, porque conforme a mi cambio, te has distanciado, y además, al ver que estoy a tu lado, parece que has olvidado que puedes perderme.
Ya no somos los mismos, aunque luchamos cada día para superar todo, muchos de los problemas, creados por nosotros mismos, las ganas, y los dos sabemos, empiezan a flaquear. Puede que estemos al borde del abismo, puede que esta sea la última oportunidad que nos queda para hacer las cosas bien, para pasar el gran bache que llevamos soportando tantos meses, un bache continuo en el que siempre se repiten las mismas cosas.

Este es el momento de decidir si queremos continuar haciéndonos daño hasta destruirnos e incluso acabar con la amistad que nos unió en un principio, o bien, llegar hasta lo alto de la cima y empezar a descender, hacer las cosas bien, poner cada uno lo mejor de su ser, dar todo lo que se puede dar. No siempre es suficiente con querer, también es necesario demostrar y poder. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario