miércoles, 5 de noviembre de 2014

A ELLA MISMA

Clara encaminaba sus pasos por la espesura del pasto, queriendo dar luz a sus nuevos pensamientos. La desdicha de las circunstancias, el reciente abandono de su marido, perder su puesto de trabajo, pero sobre todo, perder a la persona que más había amado y más le había costado reconocer amar, su jefe, le habían llevado a querer labrarse una nueva vida, lejos de la ciudad. De esta forma, y sin rumbo fijo, campo adentro y a marcha ligera, ahondaba en sus pensamientos más profundos y, a medida que se alejaba de lo que hasta hoy, había considerado la civilización, mejor se sentía con la decisión de abandonar su antigua vida que, por otra parte, ya le había dejado a ella.
Cuanto más cerca le parecía estar de las nubes que desde la capital veía lontanas, más fácil le parecía alcanzar nuevos sueños. No sabía cuándo pararía, si su camino llevaría horas, días o semanas; si encontraría calor, frío, alimento, hambre, sed o agua. Pero lo importante, y de eso estaba segura, era la meta que se había propuesto, la más grande y también la más complicada, ser feliz.
Si algo había aprendido Clara en estos últimos dos años en los que su vida había dado un vuelco, es que la felicidad podía aparecer de muchas formas: como un fruto maduro jugoso, tierno, lleno de agua y que al morderlo parece derretirse en ti, pero frágil al fin y al cabo a las inclemencias del tiempo o los mordiscos de las aves; como un árbol que crece fuerte y robusto con la esperanza de no ser talado o como las hierbas silvestres, que están ahí y parecer no importar a nadie, hasta que alguien te despoja de ellas.

Por eso ahora, le había echado el valor propio de una mujer, y con una mochila a cuestas en la que sólo portaba lo indispensable (una foto familiar de cuando era pequeña, una botella de agua, una muda, algo de dinero en metálico, la cartera, una libreta con una pluma, un libro de Jane Austen y unas galletas), había decidido emprender un largo viaje dedicado a quien le había dado menos tiempo a lo largo de su vida, a ella misma. 

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