jueves, 13 de noviembre de 2014

No hacen falta palabras, basta con un gesto y conocer al otro.

Alexei presentaba una apariencia destartalada. Si un huracán hubiera pasado a su lado no hubiera empeorado su imagen. Sus pupilas habían perdido aquel brillo especial que le caracterizaba, sus ropas presentaban un aspecto casi andrajoso. Cualquiera que le viera pensaría que acababa de salir de un centro de beneficencia.
Estaba nervioso mientras esperaba a Lauren, su mejor amiga de la infancia, no paraba de mirar el móvil cada 15 segundos de reloj, como si se hubiera convertido en un cronómetro. Al verla entrar un desasosiego le invadió desde la cabeza al estómago. Quería hablar con ella, quería abrazarla, llorar, pero no quería explicarle nada de lo sucedido, sólo sentirse cómodo, olvidarse de todo por un instante.
Lauren era una persona observadora, la voz turbia de su llamada le había dicho mucho más que sus cordiales palabras y su petición de verse. Pero quería esperar a que fuera él el que diera el primer paso. Se acercó, le dio un abrazo y un beso en la mejilla y se sentó frente a él. Mientras se quitaba el abrigo observaba cómo Alexei llevaba un calcetín de cada color y no paraba de jugar con las manos con demasiado nerviosismo, incluso para él. Ambos pidieron un té con limón.
Lauren sabía cómo llevar la situación y encaminarla a lo que quería conocer. Así que empezó hablando de cosas cotidianas, como la mudanza. Ella y Cristóbal habían decidido apenas tres meses atrás irse a vivir juntos y estaba nerviosa por cómo saldrían las cosas.
Alexei dio un sorbo largo y miró por la ventana, perdiéndose en la bruma londinense.
-Claro que irá bien. Todo saldrá bien Lauren. Todo siempre sale bien… ya lo verás. -Sentenció con un tono más bien poco convincente.
-Me alegra saber que piensas eso. Tu opinión es importante para nosotros. ¡Ey! ¡Podríamos quedar los cuatro cuando esté todo listo!
-Mmmmm sí. –Hizo una breve pausa, volvió a mirar por la ventana y centrando sus esfuerzos en su desnuda y fría mano izquierda respondió que Elisabeth estaba en un largo viaje de trabajo, pero que en cuanto volviera irían a verles y llevarían con ellos un presente para su nuevo hogar.
Lauren se rió, le pidió lo más caro que se le ocurrió que cupiera en una casa y le cogió las manos. Alexei se deshizo de ellas al instante y volvió a mirar por la ventana. Lauren miró con él, esperando encontrar al otro lado de la calle la respuesta a su inquietante actitud, pero no vio más que una calle desierta; un Londres calado de agua hasta las trancas, un otoñal Londres que se terciaba en un frío invierno inglés.
-Empieza a hacer frío. ¿Pensáis pasar la Navidad aquí o este año toca España con tus padres?
-España está bien, supongo. –Se frotó las manos desesperadamente y empezó a mover las piernas con nerviosismo. –Echo… echo de menos… echo de menos a mi familia, ya sabes. –Las palabras se agolpaban en su garganta, formando un gigantesco nudo. Tuvo que tragar varias veces saliva antes de poder concluir la frase. Lauren le miraba con desesperación, estaba apenada, ya lo había comprendido todo. Prefería no decir nada más pero no quería dejarle colgado. Sabía que él no le diría lo que ya temía desde el momento en que recibió la llamada. Esperaría a que las cosas se tranquilizasen y el expusiese sus sentimientos, seguramente dos semanas bastaban para que se hiciera a la idea y se atreviera a hablar de ello.
-¡Ey! ¿Sabes lo que creo?
-¿Qué?
-Que este Café está demasiado pasado de moda ya, ¿sabes? ¿Cuántas veces hemos venido en el último año? ¿Unas treinta, quizá mas? ¡Deberíamos ir a algún bar, como en los viejos tiempos! Pero primero pasaremos por tu casa y te pondremos algo decente.
-Yo…
-Alexei –Interrumpió Lauren, asiéndole las manos con fuerza para que no intentara volver a escaparse. –No digas nada. A la primera invitas tú. –Anunció guiñándole un ojo.
-Gracias Lauren.


2 comentarios:

  1. Muy ameno el texto, creo que te pasa como a mí, que abusamos un poco de las frases cortas y separadas por puntos, lo cual no sabría decir si es un defecto o no, ya que muchas veces queda bien. Destacar la forma de retratar la personalidad con tan pocas líneas

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    1. Muchas gracias. De eso se trataba :) De intentar retratar a las personas y la circuntancias de Alexei sin decirlo de forma explícita, ¡espero haberlo conseguido!

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