Hace mucho tiempo que nada me ata
aquí, tú lo sabes, yo lo sé, los dos lo sabemos. Sin embargo, sigo aferrándome
a la idea que tengo de ti, a aquella que me construí la primera vez que te vi
subiendo las escaleras… Entonces era una cría, y te aseguro, que cada vez que
pienso en ti, vuelvo a sentirme de la misma forma… como una chica de dieciséis
años asustada. Una niña que jugando a ser mayor, a ser fuerte, se quemó con el
mayor hijo de puta que jamás conocería.
La idea de que sigas en mis
pensamientos, cuatro años después, no te voy a mentir, me aterra. Tanto o más
que sentir que una sola palabra tuya haría estremecer cada célula de mi cuerpo.
Tengo tantas ganas de irme de aquí,
de volar, de huir, de estar en un lugar en el que no pueda encontrar nada que
me recuerde a ti… y pienso tantas veces que es el pretexto perfecto para
olvidarme de tus grises, verdes o azules ojos.
Pero tengo
tantas, tantísimas ganas de colgarme de tu cuello, de mirarte fijamente y saber
que es tu rostro lo único que quiero ver durante 31.556.929 segundos seguidos,
que he buscado la mejor excusa para seguir pensando en ti durante el resto de
mis días… encontrar a alguien que me recuerde a ti.
¡Es patético!
Mientras tú pasas página y arreglas tu vida, mientras sonríes, eres feliz, y te
olvidas de todo lo que una vez no tuvimos, mientras la miras a ella con los
ojos con los que una vez me desnudabas… yo he vuelto a actuar como la niña de
dieciséis años que era entonces. Destrozo mi vida a paso ligero, y no me
importa, porque ya nada tiene sentido desde que la abandonaste.
Echarte a
patadas de ella es lo peor que he hecho nunca, y puedo decir con cierta
seguridad, que es de lo único que me arrepiento.
Aún sigo
esperando, sí, aún sigo esperando a que algún día leas algo de esto y… que un
chip se encienda en ti y te des por vencido, por aludido, y vuelvas, mejor
dicho… vengas a mis brazos por primer vez. Oh my Goodness! You don't know how hurts feeling so empty!
Siempre que
dicen eso de… si tuvieras que elegir un momento de tu vida para cambiarlo, ¿cuál
elegirías? Pienso en nuestro intento de relación, lo cambiaría por completo. Supongo
que intentaría adecuarlo a mis expectativas, a lo que siempre imaginé tener
contigo, a la falsa idea de perfección que creé para no alejarme de tus brazos
tantas veces.
¡Qué poco me
sirvió eso de repetirme todos los días: es solo sexo! (Suspirando) Siempre supe
que veía en ti mucho más, y aún sigo sin entender por qué.
Creo que eres
todo, absolutamente todo lo contrario a lo que quiero en alguien: eres
testarudo, superficial, egocéntrico, vanidoso, inmaduro, superfluo, vago, en
definitiva, un auténtico cerdo… Eres uno de los peores tíos que conozco. Hacías
que me crispara, me sacabas de los nervios, a veces incluso te hubiera acuchillado
de verdad. No aguantaba nada de ti, ni tu voz, ni tu estúpida risa, ni tus
perfectos y fríos ojos, ni tu forma de andar, ni de expresarte, ni de mirar…
Odiaba que me encantara besarte, odiaba la extraña sensación de querer
abrazarte hasta que se acabara el mundo, odiaba… odiaba todo tu ser y lo que
eso conllevaba.
Y sin embargo,
he caído en la cuenta de que eres perfecto. Eres todo, recalco, ¡todo! Lo que
siempre odiaré, y aún así, destrozaría toda mi vida por tener un minuto más
contigo.
No quiero
calificar este escrito de triste, melancólico o amargo… ya sé que lo tuyo nunca
fue poner etiquetas. Prefiero pensar que es sincero, y que me gustaría que esta
vez te dieras por aludido, que esta vez al leerlo, llamaras a mi casa (sigue
siendo el número que aparece en las agendas) y aunque fuera, me mandaras a la
mierda.
Sería… Creo
que sería sublime volver a escuchar tu voz, aunque solo fuera para insultarme,
para decir que estoy loca, que soy una romántica sicótica, que me odias, que
solo soy una cara bonita, que no sientes nada por mí, que te doy asco… Aunque
solo fuera para discutir como tantas veces hacíamos. Me encantaría volver a
escuchar tu voz. Espero que no sea tarde, al menos para ser lo que nunca
fuimos, amigos.
Sino, creo que
volveré a asirme a la idea más fácil… huir. Sigo pensando que tiene que haber
algún lugar de este mundo en el que no encuentre nada ni nadie que me haga
pensar en tu pelo rubio y tu tez pálida y gélida como el hielo. Sé que será lo
más difícil que haga, marcharme de aquí, cerrar la puerta a la posibilidad de
que vuelvas a cruzarte conmigo y que te dignes a clavar tus ojos en los míos. Supongo
que antes de montar en el avión, volverá a ser tu sonrisa lo último que se me
pase por la cabeza, y entonces las lágrimas inundarán mi cara.
No habrá
vuelta atrás, me iré con viento fresco y sin hacer lo que más me apetecería:
despedirme de ti con un beso y un ¡mañana nos vemos cariño!
Pero puede que
en ese instante, cuando el avión despegue, vuelva a encauzar mi vida y la convierta
en todo lo que quise.
No hay comentarios:
Publicar un comentario