Me da igual todo lo que digas...
yo solo sé que me has fallado cuando más te necesitaba, y que eso, ninguna
palabra podrá cambiarlo, que en mi lugar has puesto a otra personas, sin
importar si ellas rellenarán o no mi hueco. Solo sé que con tu actitud, has
alentado mi rabia y sí, tal vez pueda decirlo, mi odio.
Ahora no estoy preparada para
intentar enmendar lo que tú rompiste, haciendo algo que para mí tiene poco
perdón, traicionarme. Pues es el mayor de los pecados, y no lo digo yo, ya lo
dijo Dante hace 6 siglos.
Yo entiendo tu situación y por lo
que pasaste, y sabes que siempre estuve para cuando estuvieras preparada a
hablar y que, las pocas veces que me has dejado adentrarme en ti, siempre he
intentado que estuvieras mejor.
Creo que esa es la notable
diferencia, que yo, aún desde la distancia, siempre he estado esperando tus
palabras, tus ahogos, tus llantos, procurando tu bienestar... Siempre he estado
para cuando me necesitaras, para cuando quisieras dar el paso y gritarme todo
tus males y así desahogarnos y llorar las dos. Mientras que tú, me has cambiado
por el que ni si quiera era tu amigo. Has abierto tu corazón a todos, olvidando
que yo he cerrado o aparcado a otros en beneficio del tuyo.
Me has fallado, no, aún peor, me
has defraudado. Y no solo como amiga, sino como la persona que creí que eras. Y
eso, te aseguro, que no podré olvidarlo.
Sabes tan bien como yo que no soy
una persona rencorosa, que siempre doy segundas, terceras, y hasta mil
oportunidades, incluso a aquellos que no se lo merecen. Pero sé que ahora
mismo, prefiero estar lejos de ti, por todo el inmenso daño que me has causado
en momentos en los que solo necesitaba un abrazo.
Recuerdo la última vez que te
creí mi amiga, llevaba aguantando las lágrimas tanto tiempo que al cogerte el
teléfono se dispararon todas, te abrí mi corazón con toda la sinceridad
posible, me ayudaste, me escuchaste y me dijiste que debía salir. Me hiciste
creer que siempre estarías conmigo, para que fuese más alta aún la traición.
No has querido saber nada de mí
durante meses, incluso cuando yo he intentado tenderte la mano, no te has
interesado por cómo estaba, aún sabiendo que la respuesta era destrozada. Así
pues, y quiero que lo sepas mejor que nadie, no me valen de nada tus insulsas y
baratas palabras.
Podrás con ellas reparar otros
daños, hacer creer a los demás que yo soy la culpable de lo que ha pasado,
engañarlos a todos, incluso a él, que ya le has metido hasta el fondo en tu
círculo concéntrico. Pero con esas mismas palabras no recuperarás nada de lo
que has perdido, entre ello yo, que ya no quiero ser tu amiga.
Me ha dolido mucho tomar esta
decisión y me ha llevado mucho tiempo, pero no quiero personas que me mutilen
en mi vida y si, tú, a la primera de cambio, decidiste defraudarme y
destrozarlo todo a tu paso como un huracán. No hay nada que me induzca a pensar
que no lo harás una segunda vez si ahora te invito a pasar como si nada.
Puede que algún día esté
preparada para escuchar aquello que me quieras decir, que espero que incluya un
lo siento. Pero ahora mismo tengo mayores preocupaciones que no pienso
contarte, puesto que sé que no te importan. Ahora voy a dedicarme a ellas, a
intentar solucionar lo que esté en mi mano, y superar lo que no pueda evitar. No
tengo tiempo para personas dañinas, tu tiempo, como para muchas otras, ha
pasado. No pienso hacer el tonto una vez más, dando mi brazo a torcer por
personas que no han estado para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario