lunes, 7 de octubre de 2013

Los locos...

El problema de los locos es que aprecian y valoran con el corazón la locura y la llevan al límite. Por eso cuando lloran lo hacen como maníaco-depresivos, cuando están felices nada ni nadie puede con ellos; cuando luchan por una meta, puede parecer que la abandonan, pero no es cierto, sólo se han parado a comprobar y estabilizar el terreno, y una vez que esté seguro, lucharán con más ganas aún.

Si alguien no les gusta, pocas cosas les hará cambiar de opinión. Si quieren a alguien, lo hacen por encima de todo y sin pensar en las consecuencias. Los locos perdonan porque no atienden a razones de por qué perder una preciosa vida discutiendo. Pero un loco, como un maníaco, no olvida nunca una discusión, ni un paso en falso, y de la misma forma, tampoco una sonrisa robada, una caricia, un primer beso.

Los locos aman con locura, lloran hasta consumirse, viven en excesos, se alimentan de defectos, son felices hasta agotar el límite de la felicidad, si llegan a odiar a alguien jamás lo olvidarán, viven en carencias, se alimentan de extremos.

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