lunes, 2 de junio de 2014

Mi propia réplica


A menudo me he quejado en exceso de este país y de los que significa para mí la mal llamada "MARCA ESPAÑA", su gente y su consiguiente falta de respeto, humildad, su enorme arrogancia e independentismo (No hablo del catalán ni nada por el estilo, sino de la individualización con respecto a la sociedad y al prójimo).

Puedo asegurar que he sentido varios momento de repulsión hacia mi país y la gente que lo conforma, e incluso me ha dado vergüenza tener que ser del colectivo, de lo que un conjunto de individuos que delimitan el terreno en sentimientos patrióticos, ha llamado España.

Sí, con esto quiero expresar mi no acallada molestia con ser española. Por eso, yo no he querido meterme dentro del saco y he pasado a considerarme (tacharme si queréis de moderna) cosmopolita.

Pero ahora, tras el pasado domingo 25 y teniendo en cuenta que una profesora de medieval ha decidido que expongamos lo que nos sugiere un texto que aboga por la igualdad entre los ciudadanos (siempre teniendo en cuenta que se trata del medievo, y por lo tanto, con sus correspondientes divisiones estamentales) y por el "bonum commune", empiezo a despojarme del odio que incluso he intentado reprimir hacia mi país natal.

Aún queda mucho por lo que luchar, no se crean. Y muchas mentes que abrir. Aún hay personas que viven cegadas por la corrupción, la ambición o la causa y consecuencia de ambas, el dinero. Personas que no ven más allá de lo que pasa en su casa de lujo y su coche de último modelo, que no se dan cuenta que lo que pasa dos barrios más allá, donde hay tres caravanas aparcadas en la calle porque la gente no tiene dónde vivir, no les repercutirá a la larga.

Siento decirle, que el país, queramos o no, es nuestro; y lo que hagamos de él, lo que consigamos con él o a través de él, será la herencia de nuestros hijos.

Invito a aquellos cerrados de mente a que se unan a la historia y que vean cómo en períodos de conflicto, de crisis, de tiranía, es el oprimido quien tiene que unirse en contra del opresor, derrocarlo o al menos enseñarle a ser un buen gobernante.

Si les cuesta, sus conocimientos o falta de paciencia les impiden leer un manual de historia o remontarse a lo que aprendieron en el colegio, acérquense a la literatura, ya desde el Antiguo Egipto y en Mesopatamia, se escribieron cartas, consejos, cuentos y canciones destinadas a decirle a tal gobernante, qué es lo necesario para el buen gobierno y si, la lectura les resultara demasiado banal o difícil de interpretar, siempre pudieran acercarse al libro del que mi profesora, tal vez queriendo despertar algunas cabezas aún dormidas, o puede que eso sea lo que quiero creer, sacó el fragmento que me animó a empezar a escribir esta carta de disculpa con mi país. Se trata del libro "El artista y la filosofía poética" de Quentin Skinner.

 

Desde que empecé a escribir estas líneas, los acontecimientos recientemente ocurridos, me han animado a dar un paso más, y a empezar a pensar, por fin, de una vez por todas, y a destiempo de lo que nuestro señor presidente hubiera querido, en el progreso de esta nación. No porque en ella siga gobernando ese gallego que abandonó sus tierras para encaramarse al frente de la Moncloa y desoír lo que pedían sus ciudadanos, sino porque, por primera vez desde que empezó esta crisis y vomité viendo las noticias al borde de selectividad, me siento orgullosa de mis ex-compañeros de instituto, que han sabido, interrumpir su sueño infantil y salir a la calle proclamando DEMOCRACIA. Pero no la democracia que dicen desde arriba que tenemos, en la que el que se hace llamar presidente, no es capaz de dar una rueda de prensa ni dar la cara ante los que le abuchean.

Hoy, día 2 de junio de 2014,  ha ocurrido lo que si queremos, puede ser el principio de un gran cambio, su excelentísima majestad el rey Juan Carlos I, ha abdicado. Ante la sorpresa de los pasionarios juancarlistas, o los monárquicos; el rey, por fin, ha decidido hacer algo que muchos (me incluyo) deseábamos con ferviente ímpetu, retirarse.

Ahora, la cuestión está sembrada, ¿III República Española o seguir manteniendo una monarquía, que ya ni si quiera se sostiene en la Zarzuela? Si preguntáramos a muchos de los apegados a la derecha, la respuesta estaría clara, ¿pero qué vamos a pedir de cabezas huecas en las que ni si quiera los gusanos encuentran alimento? ¿Qué consejo van a darnos los que utilizan como insulto, que el líder del nuevo partido de izquierdas compra en el Alcampo? Siento decirles, que mi primo con catorce años, sabría hacer un uso mejor de la retórica, la cual, por si se han olvidado, se utilizaba en la Antigua Grecia, en lo que SÍ era una democracia.

Miles de personas se han acercado hoy a Sol pidiendo que se cambie el color de la bandera, pero no sólo eso, sino que han pedido una España justa, en la que, como bien dijo el rey en su discurso de Navidad, la ley sea igual para todos. Y si es así, el pueblo español, como pueblo democrático, está en su derecho de elegir si quiere seguir manteniendo una familia a la que destinamos millones de euros que van a parar a cuestiones de gran relevancia, como elegir la niña que le hará los deberes a la pequeña infanta Leonor durante el verano.

Ahora bien, no debemos quedarnos sólo en el intento, como dijo el presidente de "Podemos": No hemos querido demostrar que el bipartidismo puede acabarse, sino que podemos gobernar. Es decir, podemos elegir nuestro futuro, este puede ser el año del cambio. No dejemos que nuestro país se convierta en lo que augura el Parlamento Europeo, un nuevo fascismo (dicho siempre de forma anacrónica, ya que, quisiera recordarles que el fascismo es eso que abandonamos el 20 de noviembre de 1975).

Con esta carta, he intentado demostrar que ahora empiezo a sentirme más española que nunca, no porque el señor Mariano Rajoy vaticine que la crisis se va a acabar o que sostenga que el número de parados ha decrecido, cuando todo el mundo sabe que esto se debe a los contratos basura que han creado, siempre con la colaboración de nuestro querido gobierno alemán, y a que muchos cincuentones han desistido a seguir buscando un empleo. Sino porque, ahora veo, que hay más gente como yo, dispuesta a luchar por y para sus derechos. Por eso, por fin, puedo anunciar, a las 0:40 de la madrugada del 3 de junio, que estoy orgullosa de ser española y de lo que, la gente como yo, quiere crear como nueva "MARCA ESPAÑA".



1 comentario:

  1. Muy bien dicho Deb, ante el descontento hay que hacer cosas no quedarse sin hacer nada. Lo importante ahora es que podamos decidir si queremos seguir con esto o no, al menos elegirlo. Yeah

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